Visita a la zona de Valverde con José Antonio
El 15 de mayo de 2025, teníamos una cita con José Antonio para que nos hiciera una visita guiada por las distintas fuentes situadas en el pueblo de Valverde de Burguillos.
LA FUENTE “EL PILAR”
La fuente «El Pilar» se distingue por su caudal regular y constante, siendo el más estable del municipio. Nunca ha dejado de suministrar agua. En Valverde, el término «madre del agua» se utiliza para designar tanto la fuente que alimenta una fuente como el depósito encargado de regular su caudal. En el caso de «El Pilar», ambos elementos están presentes: una fuente situada en las afueras del pueblo proporciona el agua, y un depósito, ubicado a unos veinte metros de la fuente, actúa como regulador. Una conducción subterránea, parecida a un pequeño túnel, conecta la fuente con el depósito regulador. Esta infraestructura pasa por debajo de algunas viviendas cercanas. La fecha de construcción de la fuente está inscrita en una placa situada en su fachada principal, coincidiendo con la promulgación de la primera Constitución democrática de España. La estructura se compone de dos elementos principales: la fuente propiamente dicha, dotada de varios caños, y un depósito receptor, una gran pila alargada que servía de abrevadero para el ganado doméstico. En el depósito aún pueden observarse las marcas dejadas por los cántaros de barro o cerámica que utilizaban los vecinos para transportar el agua a sus hogares antes de la llegada del suministro doméstico. El abastecimiento de agua corriente en las viviendas de Valverde es relativamente reciente. Este servicio comenzó a implantarse en los años 70. Actualmente, el excedente de agua de la fuente se utiliza para el riego de pequeños huertos cercanos.
LA FUENTE NUEVA
A pesar de su nombre, es una fuente que no se utiliza desde hace muchos años. Durante un tiempo, sirvió como abrevadero para los animales, y no se sabe con certeza si, antes de la construcción de «El Pilar», también se utilizaba para el consumo doméstico. La disminución de las precipitaciones en los últimos años, así como la perforación de uno de los pozos subterráneos que abastecen al pueblo, han provocado su desecación. Es posible que sus aguas estuvieran conectadas con las de la fuente de «El Pilar», pero su modelo de construcción —sin ningún tipo de conducción— y su ubicación, a un nivel más alto que los restos de la villa romana situados en los alrededores de la ermita, nos hacen pensar en un origen romano.
EL CHARCO
Hasta finales del siglo XIX, existía un gran charco en este espacio, ubicado entre este muro y el camino. Si se observan las piedras del muro, se puede ver la abertura donde estaba la fuente. Este charco era utilizado por los vecinos como lavadero. Esta zona debía de ser un terreno muy pantanoso, y a principios del siglo XX (creo que en 1904), se construyó el lavadero. Como se puede ver, consta de una fuente que recibe el agua directamente por una tubería, y de dos pilas que forman el lavadero propiamente dicho. Se necesitaba un buen sistema de drenaje para recoger y canalizar el agua hasta la fuente. Se utilizó un sistema que aquí se llama «pata de gallo», que consiste en trazar una serie de pequeños canales que recogen el agua de varias pequeñas fuentes para conducirla hasta la «madre», situada aquí, donde la veis. Estas fuentes, muy superficiales, presentan el problema de que su caudal varía en función del régimen de lluvias. En el caso concreto de «El Charco», se ve muy afectado por lluvias repentinas y abundantes durante largos periodos, lo que provocaba la rotura o explosión del depósito regulador. Para corregir este problema, los habitantes recurrieron a un sistema ya utilizado por los romanos, que consiste en construir el canal principal —el que lleva el agua de la madre a la fuente— en pequeños tramos, colocando una piedra o un ladrillo en uno de los lados para ralentizar la velocidad del agua. Hasta hace pocos años, algunas vecinas seguían viniendo a lavar la ropa en El Charco, especialmente las piezas grandes como sábanas o mantas. Como en el caso de El Pilar, el agua sobrante se utiliza para regar varios huertos, hay unos siete u ocho.
EL POCITO
El Pocito fue una fuente muy emblemática en el pasado, pero debido a la disminución de las lluvias en las últimas décadas, se ha secado. Era una de las fuentes preferidas por la calidad de su agua; de hecho, muchos vecinos acudían a ella cada día con un cántaro de barro para llevar agua para el uso diario. Al igual que «El Pilar», se compone de una fuente y un depósito que se utilizaba como abrevadero para animales. El agua sobrante se usaba para regar dos huertos. La fuente madre se encuentra en una parcela de propiedad privada.
LA REINA
Es otra fuente emblemática situada en las afueras del pueblo. Su agua es muy apreciada por su calidad, no solo por los habitantes de Valverde, sino también por los de Burgillos, que acuden con frecuencia a abastecerse. Su caudal varía más según las precipitaciones; tanto es así que, en los últimos años, se ha instalado una segunda tubería, ya que en épocas de sequía, la de arriba suele dejar de manar. El depósito conectado a la fuente se ha utilizado como lavadero, aunque en menor medida que el de «El Charco». El agua excedente se utiliza para regar seis huertos.
Las distintas fuentes y manantiales de Valverde son testimonio de un patrimonio hidráulico rico, ingenioso y profundamente arraigado en la vida cotidiana de sus habitantes. Entre ellos, la fuente de El Pilar destaca como la más fiable y simbólica, asegurando un suministro continuo de agua gracias a una infraestructura bien diseñada. Otras fuentes, como La Reina o El Pocito, también son apreciadas por la calidad de sus aguas, aunque su caudal dependa más de las precipitaciones. Algunas, como La Fuente Nueva o El Charco, han cambiado o perdido su uso con el tiempo, pero conservan un valor histórico y técnico notable, especialmente por los sistemas romanos de captación y regulación aún visibles. En definitiva, todas han desempeñado un papel crucial en el riego, el abastecimiento del ganado, las prácticas domésticas y la organización de la vida comunitaria. Hoy en día, aunque algunas de estas fuentes se usen menos, siguen siendo testigos valiosos de un saber hacer ancestral y de una gestión sostenible del agua.
Nathan Godart, estudiante de Medidas Físicas en la Universidad de Poitiers